Desde la introducción hasta el final el miedo es permanente haciendo sentir al equipo del nerviosismo propio de una sala de terror.

La dificultad de las pruebas no es elevada pero se ayuda gracias a la labor de los actores, los juegos de luces y sonidos que te dejan paralizados.

Disfrutamos tanto de la sala como de todos los actores, que son una auténtica maravilla. Llegamos un poco tarde, ya que íbamos de ruta de escapes y nos esperaron sin poner una pega.

Destacar la naturalidad con la que tratan las medidas COVID-19 que han sabido introducir en la historia para que la inmersión sea total.
90 minutos de auténtico terror.